La tradición nos dice que hacia el año 800 un miembro de la familia Cartellà
hizo construir una ermita cerca del mas Collell, que era de su propiedad, en
agradecimiento por la curación de su hijo. De todos modos, no encontramos
ninguna referencia histórica documentada hasta el año 1198, en que Santa Maria
del Collell era un priorato benedictino dependiente de
Sant Pere de Besalú.
A principios del siglo XV los monjes abandonaron el monasterio,
dejando el
culto en manos de sacerdotes regulares. Entre 1432 y 1435 se encargó
de
ofrecer los servicios litúrgicos Bernat de Pau, que posteriormente
llegó a ser
obispo de Girona. Las destrucciones causadas por las guerras y los
terremotos
en este mismo siglo, provocaron el abandono del templo, que se usó
para guardar ganado. Esta situación indignó al obispado, que
la declaró en interdicción, es decir que no se podía realizar ningún
tipo de culto.
El atardecer del 25 de octubre de 1483, Miquel Noguer, un habitante de
Torn,
después de realizar sus oraciones ante la puerta del templo, escuchó
unos
llantos que parecían venir del interior de la iglesia, pese a que la
puerta
estaba cerrada. Al acercarse, los batientes de la puerta se abrieron y
apareció
delante suyo una niña de siete u ocho años, que iba vestida de blanco y
que pedía
misericordia por los pecados de los habitantes de la zona. Además le
pidió que "los habitantes de las parroquias del Torn, Mieres, Sellent
y Sant Miquel de Campmajor enmendaran su conducta pagando los diezmos y
otros
derechos eclesiásticos, restituyendo dentro del plazo de treinta días
todo
aquello que hubieran adquirido injustamente, que guardaran los
domingos,
que se abstuvieran de jurar y que cumplieran los legados y fundaciones
de
sus antepasados". A continuación le pidió que se restituyera el culto
en la capilla y que se celebraran romerías y procesiones los viernes
yendo en ayunas.
También le pidió, antes de desaparecer, que comunicara al obispo de
Girona o a
su vicario general el "celestial mensaje”.
Esta aparición provocó la apertura al culto del templo, del que se encargaban
un grupo de presbíteros, presididos por un prior comendatario y un capilla
mayor hasta finales del siglo XVIII.
En 1487 recibió la protección del Papa y seis años más tarde la de Fernando el
Católico, que se cree que visitó el santuario en 1496. A partir de estos dos
hechos fue creciendo el fervor y la devoción por la Virgen del Collell,
que propició el aumento de las dependencias construidas alrededor del
santuario. En 1534 se tiene constancia de la existencia de una escolanía.
La decadencia del santuario se inició en 1806, cuando se pusieron a
subasta
sus posesiones. Esto provocó que a partir de 1814 los curas fueran
abandonando
el santuario para irse estableciendo en las parroquias. Por suerte
esta etapa
de oscuridad no duró demasiado, por que en 1852 el obispo de Girona
Florenci Llorente y Montón hizo construir un seminario menor
diocesano. Años
más tarde, en 1876, se convierte parte del seminario en un colegio de
segunda
enseñanza agregado al Instituto Provincial de Girona. De este modo se
impartían clases de primaria, bachillerato y comercio a más de los
estudios
correspondientes del seminario.
En 1914 se reúne un número de fieles tan grande el día de la fiesta de
la Aparición, que motivó la construcción de un nuevo templo, junto al
santuario
y que fue consagrado en 1949.
Durante la Guerra Civil fue ocupado el recinto, destruyendo las imágenes de
los altares, a excepción de la Virgen María, que se salvó de la destrucción.
Las instalaciones de la escuela fueron utilizadas como cuartel de instrucción
y como prisión de los prisioneros hechos por los republicanos.
El 30 de enero de 1939, según relata la novela histórica Soldados de
Salamina, fueron ejecutados 48 prisioneros, de los 1300 detenidos que
había en el Collell.
Acabada la Guerra, y a pesar de haber sido ejecutados 65 miembros de la comunidad
del Collell, entre profesores, alumnos y eclesiásticos, se volvieron a poner
en marcha las tareas educativas. Actualmente es una casa de colonias, hostal y lugar para estancias deportivas.
El templo románico fue restaurado y modificado en el siglo XV. La nave tiene
cabecera plana y bóveda apuntada, reforzada por arcos fajones. A ambos lados
se abren varias capillas, la mayoría de las cuales son de época gótica y
posteriores a la construcción del templo.
En el siglo XVII se modificó el templo, como lo demuestra la decoración de la
puerta, acabada en 1613. Adosada al muro norte de la primitiva iglesia se
levanta la torre campanario, de planta cuadrada y con grandes ventanales
apuntados en el último piso.
En la basílica moderna podemos venerar la imagen de la Virgen del
Collell, una talla románica de tipo bizantino y datada en la segunda
mitad
del siglo XII.
Fue restaurada a finales del siglo XX, momento en que se eliminaron los
numerosos elementos y vestiduras añadidas a lo largo de los siglos.
Fuente: Artmedieval.net
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